Los personajes de Saint Seiya no son de mi propiedad, pertenecen a sus respectivos autores, solamente los tomare prestados con fines artisticos y por diversion... leves esenas yaoi... lemmon, romance, horror, comedia, final abierto... si no les gusta no lean...

En la espada de Hades hay una rosa. Es una rosa más roja que todas las demás; a cada minuto renace y se vuelve a crear con más hermosura; ella es la que hace que el inframundo renazca y vibre en sus cenizas de muerte...

Ella es la que da la vida a la espada de su señor, ella muere para que él viva, ella es la que da su sangre por su amo, ella es la que pinchara con sus espinas a sus enemigos, ella matará por él...

Ella dará su vida por causa del señor que habita en las tinieblas...

Ella es la que lo ama.

Spoiler:

1- "El precio del orgullo"
Pandora podia soportar toda clase de dolor fisico, ella sufria para no ver llorar a su querido hermano. Contenia su propia agonia apretando la mirada y mordiendose discretamente la lengua mientras su mas leal espectro acomodaba los huesos de su mano derecha y ataba un vendaje color negro a su extremidad, escondiendo los morados signos de una fila de dedos en su piel.

-Mi señora ya he terminado- dijo Valentine en un tono suave y respetuoso, sabiendo que aquel secreto debia guardarlo hasta del mismo Hades, en silencio recogia el resto de los objetos de curacion en un botiquin, rara vez recordaba que la dama seguia siendo humana.

-Te lo agradesco Valentine, es todo por ahora- musito agradecida, la incomodidad de traer su diestra rota por todo el palacio casi le costaba la compostura, su orgullo no seria quebrado jamas, en presencia o ausencia de su dios. Suspiro dandose alivio.

-Mi señora- murmuro por lo bajo -¿Puedo saber como es que se ha roto la mano?- le miro seriamente preocupado.

-Descuida, fue un accidente, una torpeza de mi parte, nada grave-

El espectro le miro con un gesto de desapruebo, por supuesto podia ver en los ojos de la joven una mentira o algo que ocultaba.

-Pandora-sama alguien como usted no se permite el mas minimo descuido, ni por error, su presicion y la exactitud con la que se conduce es la que mantiene en equilibrio el reino de Hades-sama, un descuido suyo nos costaria la vida a todos, ya que usted es nuestra general y por esta vez solo ha costado su mano derecha, no soy un tonto, alguno en este lugar le ha hecho daño y lo pagara...-

-Calma querido Valentine- interrumpio la mujer, poniendose de pie lentamente sin mirar a su guardaespaldas y mejor asesino -por ahora es todo lo que necesito de ti, a su tiempo te revelare la verdad, por el momento no hay que mover las aguas. No me malinterpretes o ¿piensas que desconfio de ti?-

-No mi señora, no lo podria inquirir jamas- respondio arrodillandose ante la joven, inclinando la cabeza con su yelmo en el brazo.

-Eres mi mano derecha ahora, ten paciencia, que tarde o temprano necesitare de tus servicios nuevamente- musito a espaldas del espectro quien permanecio en su rodilla inmovil respetuosamente, saliendo de la habitacion.

-Milady!- repuso sin elevar la mirada hasta que su señora se hubo marchado -ahora no es capaz de castigar al espectro que le imposibilito la mano derecha pues Hades-sama se daria cuenta y el resto de los espectros de menor rango se levantarian en armas a sabiendas de que la general esta vulnerable y tienen la oportunidad de rebelarse por derogar su puesto, aventajarse de su flaqueza, aquellos que aun no aceptan que una mujer tenga la mayor autoridad aun sobre los tres jueces, escorias envidiosas; por eso no guarda saña, que mujer tan astuta, por eso la admiro, es una Dama de Hierro- murmuro en voz baja para si mismo.

En el salon principal, una presencia reposaba con toda la calma en un mueble, dormitando como si de una fachada cualquiera se tratase, un joven pelirrojo portando una mascara de plata, sin asomos de reverencia, recostado al medio en un sofa, con los brazos cruzados detras de la cabeza. Pandora cruzo la estancia como era costumbre, su mirada no se fijo sobre aquel joven y se detuvo delante de una puerta dorada.

-Es tarde joven, por favor salga de este palacio por su voluntad- ordeno sin mirar atras.

-Bah! no digas tonterias, estoy esperando a alguien de la antesala- respondio el muchacho con un tono burlon.

-Cuida tu lengua, estas a poco de perderla. Lo digo por tu propio bien, solo yo puedo autorizar a extraños a posar sus pies en este recinto, por ahora no me siento de humor asi que no llamare a ningun espectro, sal por tu propio bien, te estoy perdonando la vida.- continuo, posando su mano sobre el picaporte.

De pronto una presencia le hizo paralizar, el sudor frio se hizo en su frente al instante.

-Que tiene de malo romper un par de reglas cuando se tiene mayor autoridad que la misma guardiana de Hades mhh- exclamo una voz dulcificada de labios de una mujer, el simple resplandor iluminaba toda la oscuridad del salon. La luna posada a espaldas de Pandora.

(Continuara...)

Disclaimer: Ya dije que los personajes de S.S no son de mi propiedad... pertenecen a su respectivo autor... espero no tener malas opiniones sobre este capitulo... xD

Spoiler:

2- Castigo divino

Mientras tanto, Hades continuaba con su oscura monotonia, Pandora no le habia mirado desde la mañana, toda la noche quedo inquieto, su musica estaba apagada. Se levanto pesadamente de aquella silla en la que reposaba, el cielo de tintes rojizos laceraba sus pupilas con una molesta e impresionante enorme luna llena, luz tan intensa. Algo le molestaba al ver el firmamento de extraña belleza. Si tan solo pudiera disfrutar esa vista con...

No habia lugar para meditaciones taciturnas, los dioses gemelos habian preparado para el un regalo que sin duda le serviria de entretenimiento, segun Hypnos.

Sus espectros habian traido de la Tierra a dos jovenes griegas, muy hermosas, amazonas enmascaradas a las cuales habian capturado en un combate secreto. La primera fue encadenada de frente, con los brazos alzados sobre su cabeza, las frias cadenas chocaban contra el muro por sus desesperados movimientos tratando de liberarse. El dios la miraba inexpresivo, no disfrutaba su desesperacion, ni el miedo que le influia, sin embargo aun eran bastante crueles sus metodos, seria cruel con todos los santos de Athena -hombres y mujeres- era un ligero deleite hacerles sufrir, para èl no habia mayor satisfaccion o mejor dicho no existia mejor consuelo en su propia desesperacion, al menos, si el sufria, les haria sentir su sufrimiento.

-Desnudate rapido y ponte de rodillas- ordeno a la segunda, quien lo miraba con terror en sus pupilas bajo la mascara.

-No!- exclamo temblorosa

-Que fue lo que dijiste?- se giro completamente el dios, clavando aquella imponente mirada aguamarina sobre ella.

-Yo... Yo dije que no lo hare!- repuso mas alto, tratando de ocultar su miedo y mostrar determinacion.

La otra mujer agitaba la cabeza al ver paso tras paso dado por Hades, este no dijo mas, obviaba que seria castigada.

-Dejela en paz!- grito la primera jaloneando las cadenas.

-Aqui... No es tolerada la desobediencia, ya no estan en el Santuario... quedo claro?- murmuro el dios de espaldas a la primera -Yo soy quien gobierna y manda aqui, mis ordenes son definitivas e incuestionables; el castigo caera sobre cualquiera que desobedesca mi voluntad-

Parecia que se hablaba a si mismo en un cuarto vacio, oyendo el eco de su propia voz rebotar en los muros, ser el dios del reino oscuro y condenar a esas mujeres sin mas razon que su propia "satisfaccion" ya era bastante traicion para su criterio. "El castigo caera sobre cualquiera que desobedesca su voluntad?"

Sabia que los dioses gemelos se estaban dando un festin con aquel espectaculo. Tomo de los cabellos a la joven y la lanzo al piso sin miramientos, arranco sus ropas y los trozos de su armadura rota. Tan solo se abrio la tunica por el medio, no se desnudo frente a ninguna de las mujeres que padecieron la misma suerte y no lo haria con la presente tampoco. La obligo a arrodillarse y empujo su cabeza hasta el suelo de frio marmol, casi la hace golpearse la nariz por la fuerza. Ahi en el suelo, de manera salvaje tomo sus caderas y la penetro sin compasion, golpeando su pelvis hasta que gritara. Pero su mente estaba en blanco y su cuerpo frio como un tempano de hielo, su mirada proyectaba odio, frustracion y crueldad, sus sentidos se hayaban dormidos esperando terminar de una vez, no paraba de arremeter contra aquel cuerpo debil bajo de el, que gritaba y rogaba por que se detuviera. La empujo violentamente, saliendo de su cavidad, sin saber exactamente si habia alcanzado el climax, se hayaba tan fuera de si que no supo el momento en que su cuerpo derramo su semilla, reprimio sus nauceas, un profundo mareo que por poco lo hizo devolver la cena. Espero un momento, mientras la mujer lloraba humillada en el suelo, con las rodillas sangrantes y un dolor inexpresable mas alla de lo fisico, habiendo sido violada, perdio la dignidad de volver al Santuario de Athena.

-Una amazona debe ser siempre casta, guardando su femeneidad bajo su mascara y volviendo de hierro su corazon, prohibido es enamorarse de algun hombre y nuestro cuerpo debe mantenerse puro. No puedo volver, no puedo mirar el rostro de Athena-sama, mi cuerpo ha sido manchado y he sido deshonrrada. Perdoneme Athena-sama- recito mientras largaba un amargo llanto.

-Es el Castigo divino- respondio Hades, apartandose de ella.

Spoiler:

3- Sepultada viva en una tumba de silencio

Pandora permanecia sentada, solemne, con la espalda erguida y los hombros relajados descanzando en el respaldo mullido de su silla de caoba tejida, sin mover un solo dedo, ni el menor sonido expiro de sus labios cerrados. No hubo una silaba fuera de lugar, su mirada escapo de la arrogante sonrisa de la deidad delante suyo, observaba el exterior de la ventana como aquella impresionante luna iluminaba en tonos plateados el jardin, los colores oscuros de la noche resplandecian teñidos de plata liquida. La luna se habia apoderado de la oscuridad del reino de Hades.

Varias horas antes.

-Exelencia, perdone mi osadia- susurro Pandora regresando a la mitad del vestibulo, tomando los bordes de su tunica, bajo su rostro en un flexionar de rodillas -No he sido avisada sobre su repentina visita y debo hacerle saber a mi señor Hades que su exelencia se encuentra aqui. Con gusto agradecemos su visita.- continuo con tranquilidad, guardando un fatal respeto y compostura frente a la invitada.

-Ningun alma sabe que estoy aqui, entro y salgo a donde quiera cuando me place, aun si es el hogar de mi querido Hades- respondio altanera, con aire de gran dama, hasta sentarse sin invitacion alguna en la silla dorada de cojines bruñidos, descanzando ambas manos en los brazos de la silla y de una forma femenina cruzo una pierna sobre la segunda.

Pandora la observaba inexpresiva, silenciosa y solto un suave suspiro. Debia hacerle compañia a la diosa de la luna, recatadamente camino sigilosamente por el medio, pasandole por un lado al angel Icaro "insignificante", penso para si misma "arrogante" cabilo, sin mirarlo. Sus pisadas eran apenas audibles y se acerco a la silla de caoba, un hermoso barniz ambarino bajo los descoloridos cojines, estiro la tela de su vestido reposando en aquel soporte, frente a la deidad, al lado del ventanal. Dejo su mano vendada sobre el regazo y la protegio con la contraria, dejando ambos pies tocando el suelo, sutilmente juntos. Poseia una elegancia misma de una princesa criada para regir un reino y una firmeza de corazon por la que ningun varon podia pasarle encima siendo una mujer, poseia un encanto natural que Artemisa no podia opacar.

La diosa se percato de pronto de la fria mirada de Pandora, embargada en una tristeza apreciable en aquella mirada liquida violeta, posada sobre una sencilla flor de lila muy bella meciendose en la brisa nocturna, al pie de la ventana.

-Vaya con que era eso- murmuro Artemisa al instante.

-Perdone su exelencia-

-Te has quedado viendo esa flor por varios minutos pero ay de mi!, esa mirada tuya no me gusta para nada-

-Disculpe si le incomoda mi mirada, no poseo otra-

-Esa mirada me dice mucho de ti, no es la mirada de una mujer ordinaria, tampoco tiene esa falsa apariencia de lujo, no tienes los ojos de una niña mimada a pesar de ser dueña de este gran castillo, pero si hay algo que tu mirada irradia lo que me asombra. Quien sabe, tal vez sea el simple color de tus ojos-

La joven azabache atendia cada palabra de Artemisa fijamente, mirandola un momento, cerro los ojos al instante, dejo escapar un nuevo suspiro.

-¿Te gusta el Color de esa flor?- pregunto la diosa con una sonrisa arrogante y burlona.

Pandora volteo rapidamente, encontrando la mirada de Artemisa. Si era bien sabido que nada se le puede ocultar a su divinidad, sus labios casi expulsan un quejido, logro controlar sus impetus antes de cometer un error, no caeria en su juego y no seria humillada en su propia casa. Recupero la compostura, sus ojos se mantuvieron cerrados, preferia la oscuridad en su mirada, que le hiciera sufrir un poco menos.

-El color de esa flor me es indiferente, su magnificencia- respondio cortezmente

-Por supuesto, es una flor muy pequeña, poco vistosa, tiene tan pocos petalos y un color muy simple-

-No jusgaria a una flor por su belleza su exelencia- murmuro Pandora -Esas pequeñas tienden a resistir mas los crudos vientos del norte, su polen es mas rico y abundante, adornan las enredaderas con finas espinas, no como otras que necesitan riego y poda, encaprichadamente y su esplendor dura un parpadeo-

-Piensas que mi apreciacion esta equivocada?- refuto la diosa

-No su exelencia. Solo hablo con la verdad-

-No es mejor acaso adornar la verdad con un poco de tu ingenio, para embellecer la apreciacion de una persona?-

-Con que razon haria eso?- pregunto Pandora

-Con la razon de ganar esplendor y dar felicidad al aludido, deberias elogiar sus pensamientos con esa habil voz tuya-

-Puedo adornar sus apreciaciones con mentiras bellas, pero una mentira y todas sus falsedades no pueden traerle felicidad a su interlocutor, una mentira esconde algo vergonzoso, sirve para los infantes cuando no desean ser castigados y por los bufones cuando desean hacer reir a los hombres. Usted no gustaria que yo elogiara lo mas vergonzoso que pueda tener y por mi parte- espero unos momentos, tomando un respiro -no tengo ninguna necesidad de mentirle, me exijo ser firme conmigo misma y mi voz es la que toca los oidos de mi señor Hades. Yo nunca pondria en su sublime oido algo tan ofensivo como una "verdad embellecida"-

-Tu voz...- dijo entre dientes la deidad, causando una rabia por aquella respuesta que no tenia intenciones de alabar su pensamiento.

-Soy quien habla por mi señor Hades, su exelencia. Si asi es, mi voz debe llegar a el, tan limpia y con verdad absoluta-

-Jah! Pues tu voz es algo valioso. Me gusta tu diccion tan correcta, tan propia. La blasfemia de contestarle a una diosa. Esa voz no podra tocar los oidos de mi querido Hades nunca mas!- sentencio Artemisa

Antes de que Pandora pudiera oponerse, sus ojos se desorbitaron de la impresion al sentir un resplandeciente brillo en su cuello. La mano de Artemisa movio los dedos apartando esa luz dorada del cuello de Pandora, como una pequeña hada de luz, una esfera floto hasta su mano, desvaneciendose en el aire al tocar sus dedos. La unica palabra que Pandora pudo pronunciar fue apenas un murmullo "Hades" mismo que murio en sus oidos. El silencio se volvio su lenguaje, tenia un zolloso inaudible en sus labios. La diosa complacida volvio al cojin, sonriendo triunfalmente pues aquella odiada voz no volveria a contradecirla. Pandora solo movia la boca tratando de escuchar sus palabras, era inutil todo esfuerzo. Su voluntad era la unica que la mantenia solemne, sin la menor lagrima en sus parpados, cerro suavemente los labios, sus manos descanzaron sobre su regaso pero su mirada estaba perdida al igual que su mente. Nunca mas podria cantarle, hablarle, nunca podra expresarle sus sentimientos. Los luminosos ojos de un espectro detras de la puerta presenciaron aquella calamidad, se alejo rapidamente, cargando consigo aquel secreto, guardandolo lealmente, sabiendo el caos que podria causar en los demas si alguien llegara a enterarse.

-Si Radamanthys lo llegara a saber, Pandora estara perdida. Maldicion- musito el misterioso espectro dentro de su mente, sin dejar ver su rostro.

Artemisa observaba a Pandora. Le molesto sumamente la reaccion que tomo, no derramo ni una lagrima.

-No dices mas?- dijo en tono burlon

Impero el silencio despues del eco que hicieron las palabras de la diosa, en aquel gran salon Pandora sufria por dentro, lloraba por dentro siendo que solo se le permitia hacerlo en silencio.

Spoiler:

4- Emperador de las Tinieblas

Hades abrio de par en par la puerta, sin mirar a los espectros que esperaban postrados afuera. Para èl solo eran aves de rapiña esperando su comida, algo para mascullar en todo el inframundo o algun buen chisme que contar para satisfacer sus perversiones a expensas de su señor. Sin embargo Hades no les daria aquel placer.

-Mi señor Hades, còmo estuvieron aquellas mujeres? Han sido de su gusto? kegh kegh kegh- preguntò uno de los espectros arrastrandose por sus pies, postrado con una armadura deforme.

-No es de tu incumbencia, sapo- respondio Hades, pasandole por un lado, su mirada estaba impuesta en la puerta de los baños, a ese lugar deseaba llegar sin contratiempos.

Zeros se adelanto a los pasos del Dios, osadamente, poniendose delante suyo.

-Pero mi señor, tenemos que saber si le han satisfecho esas amazonas, para que nos encarguemos de conseguirle ejemplares de mejor calibre a sus gloriosos pies-

-Por que no entiendes... que no... es... de tu Incunbencia!- exclamo Hades alzando la voz. La oscuridad arremetio contra todo el pasillo y los oscuros cabellos del dios ondeaban por la energia furica que emanaba. Adelantarse a su camino era una osadia pero detenerle con aquella morbosa sonrisa era suficiente.

Hades puso su mano en la cabeza del espectro y con toda su ira lo hundio en el suelo, rompiendo las lozas con su cara, presiono con toda su energia el deforme cuerpo aplastado a sus pies. Cual si hubiere caido un meteorito dentro del palacio, dejo un profundo agujero en medio de las paredes donde al fondo yacia el espectro de la fealdad, aun respiraba pero toda su armadura habia sido reducida a polvo, nada le aseguraria que su señor le perdonaria la vida. Hades se alejo de ese pasillo derruido, retomando su camino a pasos largos, para buena suerte de Zeros, Hades estaba demasiado asqueado, matarlo solo le causaria una mayor naucea.

El dios entro a los lujosos baños, cerrando las puertas detras suyo, con llave, se sentia demasiado tenso y sucio, pese a haberse desquitado con Zeros; la tunica arrastro por el suelo mientras se iba despojando de ella. Hundio los pies dentro de los peldaños de blanco marmol de la tina bajo a las tibias aguas perfumadas con esencias de lavanda y petalos de rosas. Aquella tina era de dimensiones desmesuradas, una picina en aquel enorme lugar adornado con la mejor arquitectura barroca. El vapor subiendo por su cuerpo, se condensaba en pequeñas gotas cristalinas en su piel, el agua le llegaba hasta la cintura, mojandose las puntas de sus largos cabellos azabaches, el liquido ondeaba armonicamente al empujar el dios con su cuerpo la masa acuifera, avanzaba hacia la fuente de la que emanaba el agua. Una hermosa estatua de dragon esculpida en marmol negro y revestida de hojas de oro muy finas simulando sus escamas. Las fauces del dragon estaban abiertas dando la impresion de que fuera a devorar al que lo mirase. Hades se sentia como aquella bestia de marmol, lo admiraba con la vista tranquila, una sensacion de nostalgia invadia sus pensamientos al observar a aquel dragon. Se sentia como esa creatura, encerrado en medio de toda clase de lujos, obligado a cumplir sin ninguna objecion con el proposito para el cual fue creado. Un dragon no exhala agua perfumada, expira llamas infernales, no obstante este no podia regir sobre su naturaleza pues no era libre de elegir su camino.

-Es solamente un esclavo del destino... al igual que yo- musito en voz alta, escuchando el eco de su propia voz, rebotado por aquellas lisas paredes concavas.

En su soledad, Hades avanzo hasta el flujo del agua, frente a la fuente, elevo el rostro, al tiempo que cerraba ojos cerrados tranquilamente para recibir aquel torrente, que resbalo por sus cabellos arrastrando a su paso el sudor de sus musculos y el aroma salino de aquellas dos mujeres. Desprendiendose de la tension de sus musculos, aliviado de despojarse por fin de ese calor ajeno que tanto asco le causaba.

Se llevo ambas manos al rostro frotandose las mejillas, su cuerpo humeaba vapor de agua perfumada al retirarse de la corriente, hilos cristalinos resbalaban entre las lineas que conformaban su complexion atletica. Dejo caer las manos dentro del agua pesadamente a sus costados, escuchando el sonido al caer sus extremidades. Su nariz apuntaba al techo e inhalaba el calido ambiente del vapor. Atrapo entre las palmas un poco de agua elevandolas sin tirar el liquido en su rostro, bajo su rostro, dentro de sus manos habia un pequeño espejo cristalino. Hades miro el reflejo de su rostro por varios segundos, inmerso en sus propios ojos, sus iris aguamarina, en aquel momento se sentia calmado, su mirada lo demostraba.

Nada en el inframundo era capaz de proyectar tan hermosa luz oscura. Poseia aquella abismal tinebla a traves de los portales de su alma. Y aquella mirada solo podia reflejar la soledad en la que reinaba, el arido mundo que habia sido creado para èl y en su destierro, el brillo de sus pupilas era como la luz del sol. El emperador de las tieneblas con la mirada del sol.

( Continuara... )